Los planetas rocosos son mundos que contienen capas con composiciones químicas y físicas que varían en profundidad a través de la corteza, el manto y el núcleo. La composición de estos tres componentes juega un papel importante en la evolución térmica y magmática del planeta. La corteza de un planeta, y a veces su manto, se pueden muestrear directamente o estudiar de forma remota. Sin embargo, los núcleos planetarios son imposibles de muestrear directamente y deben estudiarse a través de experimentos que reproduzcan las condiciones de presión, temperatura y composición presentes en dichos núcleos. En un estudio reciente dirigido por Kathleen Vander Kaaden, del Grupo de Ingeniería de Jacobs en el Centro Espacial Johnson de la NASA, se investigó la composición del núcleo de Mercurio, prestando especial atención a los elementos ligeros de carbono (C) y silicio (Si) que pueden estar presentes junto a los componentes principales.
Bajo las condiciones extremadamente reductoras en el Sistema Solar interno, el carbono pudo haber quedado aislado en el núcleo metálico de Mercurio. Los investigadores llevaron a cabo experimentos de alta presión y temperatura y determinaron que, en condiciones de temperatura y presión relevantes para el interior de Mercurio, hasta un 6.4% en peso de carbono podría disolverse en fundiciones metálicas ricas en hierro. Al comparar las relaciones de abundancia de elementos principales obtenidos en sus experimentos (C / Si y Fe / Si) con las de los tipos de meteoritos condríticos conocidos, Vander Kaaden y sus colegas sugieren que la composición más parecida era la de las condritas CB, que son un pequeño grupo de condritas con altas abundancias en metales y composiciones muy reducidas. Por lo tanto, las condritas CB pueden representar la composición inicial de Mercurio durante su formación. Estudios análogos sobre las composiciones del interior de los planetas resultarán fundamentales para entender cómo los planetas se formaron y cómo evolucionaron. LEE MAS