Formación y alteración de sólidos orgánicos en asteroides mediante calentamiento por impacto

Crédito: NASA/JPL.

Un asteroide poroso 253 Mathilde capturado por la nave espacial Near Earth Asteroid Rendevous (NEAR).
Crédito:  NASA/JPL.

Los asteroides son cuerpos pequeños y rocosos que pueden proporcionar información sobre la composición primitiva de nuestro sistema solar y cómo se entregó el material orgánico a la Tierra. Muchos de los asteroides más primitivos, representados por meteoritos primitivos, experimentaron un calentamiento temprano que llevó a la alteración acuosa de sus materiales primarios. Se cree que este proceso se debe en gran medida al calentamiento de la desintegración de elementos radiactivos en los cuerpos parentales de los asteroides. Este calentamiento interno puede provocar reacciones hidrotermales entre el hielo de agua y la matriz de la roca, incluyendo la posible formación de sólidos orgánicos por condensación de formosa. Se ha sugerido que el calor generado por los impactos también podría conducir a una alteración acuosa, particularmente en áreas superficiales que no se habrían calentado lo suficiente por la desintegración radiactiva en el interior del asteroide.

Para determinar si el calentamiento generado durante los impactos también puede conducir a la alteración y precipitación de material orgánico, Minami Yasui y sus colegas de la Universidad de Kobe en Japón llevaron a cabo una serie de experimentos de impacto de alta velocidad en un sustrato poroso. Durante estos experimentos, monitorearon la temperatura del material objetivo y encontraron que las temperaturas son más altas en el punto de impacto y disminuyen al aumentar la distancia. El modelado numérico mostró que en asteroides ubicados dentro de dos unidades astronómicas del Sol, podría ocurrir una alteración acuosa que requiera temperaturas de 50° a 150°C debido al calentamiento debajo de cráteres de impacto de más de 20 kilómetros de radio. La formación de algunos materiales orgánicos a temperaturas superiores a 0°C podría ocurrir debajo de cráteres de tan solo 1 kilómetro de radio. LEE MÁS